Barahona, R.D. – Vergüenza y frustración es lo que sienten los barahoneros al ver el Parque Central, ubicado frente al Ayuntamiento, sumido en la oscuridad total por más de un mes. El lugar que debería ser símbolo de unión familiar y orgullo de la ciudad se ha convertido en un espacio desolado, inseguro y reflejo del abandono de las autoridades locales.
Lo que antes fue un punto de encuentro para compartir un helado, conversar con amigos o dejar que los niños jugaran con libertad, hoy es un riesgo latente. La penumbra ha expulsado a las familias hacia el malecón, donde la presencia de alcohol y un ambiente poco apto expone a los menores a escenarios inadecuados.
El alcalde se excusó en una entrevista radial diciendo que los cables del alumbrado son robados por desaprensivos. Pero la pregunta que retumba entre los ciudadanos es clara: ¿Dónde está la Policía Municipal? ¿Dónde está la coordinación con la Policía Nacional? ¿Dónde está, en definitiva, la autoridad?
La indignación crece al recordar que el parque infantil del malecón lleva más de un año cerrado bajo una “remodelación” interminable que, según denuncian los residentes, parece haberse tragado tiempo y recursos. La realidad es que Barahona se quedó sin parque central y sin parque infantil.
Vecinos consultados expresan que la oscuridad del parque no es solo falta de luz, sino falta de visión, planificación y compromiso. El corazón de la ciudad late en tinieblas, no por culpa de los ladrones de cables, sino por la incapacidad de un ayuntamiento que no garantiza ni lo básico: seguridad, orden y espacios dignos para la gente.
Barahona no merece caminar a oscuras. La ciudad necesita un liderazgo que ilumine con acciones, no con excusas.